EL PA?S | ?ltima – 08-08-2003

Estimadores se?ores Zapatero y Llamazares: el martes pasado, y nada menos que desde la residencia de verano del jefe del Estado, el presidente del Gobierno asegur? que la oposici?n est? deseando que los soldados espa?oles enviados a Irak regresen en f?retros, porque es la ?nica esperanza que le queda para erosionar pol?ticamente al Gobierno. Todos esper?bamos que en ese mismo instante aparecieran dos miembros de la Guardia Real y pusieran a Aznar de patitas en la calle para que sus desatinos no contaminaran a la m?s alta instituci?n del Estado. Pero, como no ocurri? nada, el hombre continu? disparatando alegremente hasta que se le acab? la cuerda. Tampoco hemos tenido noticias, por cierto, de que ustedes hayan acudido al juez de guardia o hayan solicitado la puesta en marcha de los mecanismos previstos por la ley para el caso de que a alguien con importantes responsabilidades pol?ticas le d? un brote.

Personalmente, entend? que esas acusaciones -mezquinas, viles, miserables, obscenas- no s?lo iban dirigidas a la oposici?n pol?tica, sino a todos aquellos ciudadanos, entre los que me cuento, que hemos disentido del triste papel desempe?ado por nuestro Gobierno en la guerra de Irak, as? como del posterior env?o de tropas espa?olas, en calidad de fuerzas de ocupaci?n, a aquellas tierras. El presidente del Gobierno, pues, se dirig?a a m? y a otros muchos (calculo que a media Espa?a como poco) desde la mism?sima residencia del jefe del Estado, para acusarme y acusarnos de desear la muerte de unos compatriotas que ojal? regresen sin un solo rasgu?o de esa expedici?n ilegal a la que han sido enviados por un Gobierno irresponsable. De momento, y en parte gracias a nuestras cr?ticas, parece que no volar?n en los siniestros Yak-42 en los que perecieron 63 militares en un accidente rodeado de sombras que el Ministerio del Ej?rcito no ha puesto ning?n inter?s en despejar.

Se?ores Zapatero y Llamazares, yo no s? si ustedes son masoquistas o est?n de vacaciones, pero reaccionen de una vez, por favor, y hagan algo ya mismo para canalizar la ira y el da?o que nos han producido esas acusaciones. Repres?ntennos, que para eso cobran. No vamos a pedirles que echen en cara a Aznar las miserias que perpetr? para llegar adonde est? (recordemos una vez m?s que habl? catal?n en la intimidad con Pujol, que se meti? en la cama con Arzalluz, que dio besos en la boca a Anguita y que llam? MLNV a ETA), porque eso ser?a caer en el «t? m?s» que tanto detestamos, pero les exigimos que nos defiendan de la sinraz?n de un individuo al que, si no se le ponen unos l?mites claros, acabar? cisc?ndose en nuestra madre convencido de que todo el monte es or?gano.

Se?ores Zapatero y Llamazares, creemos que la tentaci?n de todos los pol?ticos que trabajan con mayor?a absoluta es la de escupir desde los balcones de palacio a los gobernados porque eso, incomprensiblemente, les relaja. Ya tenemos alguna experiencia anterior, pues fuimos abundantemente escupidos por los gobiernos de Felipe Gonz?lez hasta que las urnas y los tribunales les bajaron los humos. Pero esa patolog?a escupidora debe tener algunos l?mites. Les recordar? que en apenas 12 meses hemos padecido una boda escurialense (aunque austera como un Porsche) tratada como un acontecimiento de Estado; una cat?strofe ecol?gica cuya gesti?n consisti? fundamentalmente en hacernos comulgar con ruedas de Prestige administradas por el patibulario Cascos; una declaraci?n de guerra hecha con acento tejano y en contra de los intereses del 90% de la poblaci?n; un AVE Madrid-Barcelona que ha acumulado m?s de 167 anomal?as y que cada vez que lo inauguran se estropea… Con tal historial de arbitrariedades impunes, ?c?mo no iban a birlarles la Comunidad de Madrid? Para m?s inri, encargaron el trabajo al chico de las fotocopias.

Pero hasta aqu? hemos llegado, se?ores Zapatero y Llamazares. Si ustedes no suspenden ahora mismo el mes de agosto y obligan a Aznar a retractarse so pena de crear una crisis institucional que est? por lo menos a la altura de su innoble agresi?n, pasamos a la clandestinidad con todas las de la ley. Hay momentos hist?ricos en los que no s?lo se debe trabajar desde las catacumbas, sino que lo contrario implica una complicidad intolerable con las fuerzas del mal. Suyo afect?simo.